Tempo
Abrió la puerta lentamente, y ahí estaba, acostado. Lucía cansado, y yacía con los ojos entrecerrados como intentando dormir. No se movió cuando ella entró a la habitación ni cuando dio los primeros pasos dentro. Recorrió su cuerpo con la mirada enternecida, reconociendo en cada centímetro las razones por las que lo amaba. Llegó hasta…